La danza
de Las Mascaritas cumplió más de 150
años en el distrito de Nochixtlán, cuya finalidad es que las nuevas generación conozcan
esta tradición y que no se pierda a pesar de la migración de sus habitantes.
Los habitantes de San Mateo
Etlatongo, Nochixtlán, refirieron que la danza de Las Mascaritas es una tradición
que estuvo a punto de perderse con la pandemia de la COVID19, sin embargo, se nombró
una comitiva que la rescate y que esta se vuelva bailar en las fiestas de los
Fieles Difuntos, por lo que se recuperó y ahora se lucha por su preservación.
Benjamín Méndez Galán, Casto Pérez Avendaño y
Gregorio García Cruz, habitantes de San Mateo Etlatongo, señalaron que, en las
fiestas de los Fieles Difuntos y Todos los Santos, se colocan los altares, sin
embargo, cuando la gente se reúne con sus muertos bailan las mascaritas, para hacer
una albazana entre el diablo y la muerte.
Indicaron que en estas fiestas sale
la cuadrilla de mascaritas a bailar con cada una de sus figuras; la marcha, la
ese, el escondido, la estrella, la granada sencilla, la granada doble, las
columnas, las 4 rositas, el molinete y la víbora, y la danza termina con el
baile del diablo y la muerte, toda esta pieza se acompaña con la música de
violín.
Dijeron duartes las celebraciones,
la población se reúne frente a la Presidencia Municipal, de ahí parten a la
iglesia para pedir al santo patrón –San Mateo-, donde piden que el regreso de
los difuntos sea bueno y que los vivos recuerden los mejor de ellos.
Indicaron que tras la visita a la
iglesia recorren todas las casas de la
comunidad y piden permiso para ingresar, ya en el interior, en el patio les bailan a cada
uno de los altares, entre los bailes destacan:
el viejo, que es un personaje con la
máscara puesta que baila acompañado de los alegres bailarines y hacen rimas y bromas, dos días son
suficientes para ir por toda la población, recordando a los difuntos y
alegrando a los vivos, en cada una de las casas les invitan pan, fruta del
altar, en algunas otras viviendas el casero los invita a comer, les dan
cervezas o lo que sea su voluntad.
La tradición dicta que mientras las
mascaritas bailan, los viejos interactúan con la gente echando versos y
haciendo comentarios picarescos de los presentes o de acontecimientos vergonzosos
dentro de la comunidad.
El diablo y la muerte
Esta costumbre narra el encuentro
de la muerte y el diablo, que se reúnen en esta época del año, después del Día Muertos,
cuando las almas viejas y jóvenes regresan al más allá, entonces, la muerte y
el diablo hacen travesuras, cargan a los niños, mojan a los varones y a uno que
otro joven despistado, si la broma se pasa de tono, los viejos son los
encargados de defender a la víctima y ahuyentar a los diablos.
Los vecinos de la comunidad refieren
que esta costumbre termina en el panteón, cuando el sol cae, y esta dura aproximadme
2 horas, donde deleitan con su algarabía y la picardía de los versos que nacen
de la inspiración de los viejos, conjuntados con los pasos vigorosos de los
jóvenes.
Asimismo, narraron que esta danza
nace en época de la conquista de los españoles –en el año de 1886-, como burla
a ellos y se ha transmitiendo de generación en generación preservándola hasta
la actualidad, lo que hace de esta danza un atractivo para todas las edades.
La autoridad municipal dijo que buscan
que está tradición sea un atractivo turístico en los siguientes años y que
propios y extraños, y que viajen a este municipio para poder observar a la cuadrilla
de la danza de Las Mascaritas.
La danza de Las Mascaritas se
baila en los Días de Muertos en Etlatongo
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