La
autoridad municipal de San Esteban Atatlahuca confirmó que 60 familias comunidades Guerrero Grande, Mier y Terán y Ndonoyuji no han recibido
ayuda del gobierno del estado y federal, tras salir huyendo de sus localidades.
El 27 de octubre sujetos
armados violentaron a las familias de Guerrero Grande, Mier y Terán y Ndonoyuji,
además, quemaron sus hogares perdiendo todas sus pertenecías, muchas salieron
huyendo a la comunidad de Mier y Terán, donde permanecen en el corredor de la
agencia municipal, otras más están refugiaron en el albergue del INPI en Tlaxiaco y el resto esta hacinada en el albergue
comunitario Enrique Rebsamen de San Esteban Atatlahuca.
La autoridad señaló
que en el albergue se habilitaron 3 aulas escolares como dormitorios, para que
30 personas duerman, entre ellos niños, mujeres y adultos mayores.
Refirió que son 60
familias las que aquí permanecen y cada día que pasan pierden la esperanza de volver
a sus comunidades de origen, pues, lo pidieron todo y la ayuda para volver no
llega.
Los refugiados señalaron
que la ola de violencia en Guerrero Grande, Mier y Terán y Ndonoyuji no es
reciente, esta ha prevalecido en lo últimos años, y a pesar de que en múltiples
ocasiones fue denunciada, las autoridades nunca hicieron algo para poder
frenarla.
Con lagrimas en los
ojos, Gabriela Sandoval, contó que tuvo que salir huyendo de la zona de violencia
en los primeros días de agosto –cuando aún estaba embarazada--, pensando en
salvar su vida y la de su hijo, pero al paso de los días la esperanza de poder regresar
se vuelve cada vez más alejada, por eso pidió a las autoridades a brindar ayuda
de tipo humanitaria.
Las víctimas de
violencia señalaron que en días recientes el gobierno del estado entregó ayuda,
para quienes están viviendo en el albergue del INPI en la Ciudad de Tlaxiaco, pero para las familias
que viven en el albergue de Atatlahuca la situación sigue siendo la misma.
Pidieron a las autoridades
federales poder generar las condiciones necesarias y que las familias que
salieron huyendo de las comunidades, ya que se merecen vivir sin violencia.
Por último,
señalaron que las condiciones en las que viven son muy críticas por lo que
pidieron ayuda de organismos internacionales.
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