Este día, pero en el año 1492, se desarrolló un acontecimiento relevante para el continente americano desde el punto de vista histórico porque se consumó el acercamiento de una cultura hasta entonces desconocida en América, afirmó, Ubaldo Maximino Sánchez Méndez, Director Municipal de Cultura.
Refirió que este momento histórico contribuye a realizar una reflexión de lo que sucede en épocas contemporáneas. Lógicamente una gran diversidad de grupos originarios aún se encuentra vigentes y manifiestan su pensar, así como cosmovisión ante la vida y el mundo, como hace más de 500 años.
En este contexto, expuso que hay costumbre, tradiciones y cultura propias que se tiene que conservar en este sentido, por lo que informó que, para hacer alusión a la gran cosmovisión de los pueblos originario, en especial de los mixtecos, a través de la difusión de un video en este día se reafirma que la cultura prehispánica sigue viva.
Dicho video, se puede en los enlaces https://www.facebook.com/watch/?v=338303230735023 y https://www.youtube.com/watch?v=EP2wxpsoaFQ
Compartió que en esta alusión se pone de manifiesto el conocimiento prehispánico y el valor que tenía un ser humano al nacer, se evoca su responsabilidad con sus semejantes, así como con su entorno y cuál es su misión.
“En este caso se expresa el nacimiento de un niño que tuvo un objetivo en la vida y él lo entendió desde el momento que empieza a tener conciencia de sus actos; y esa conciencia la adquiere cuando sus seres queridos le transmiten sus responsabilidades”, mencionó.
Citó que el protagonista del nacimiento es Tayuu, que al llegar a este mundo reunió a su pueblo que en festejo danzan por la llegada de un nuevo ser.
“La parte de la obra de Tayuu que se está difundiendo este 12 de octubre nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad en la vida”, citó.
Detalló que, en el México Antiguo, la concepción de un nuevo ser era considerado como un elemento que viene a cumplir una misión; el papel de la paternidad en la concepción de un nuevo ser era tan preponderante como la tierra y semilla, ambos elementos indisociables de la nueva vida y que proviene de algo divino.
Los padres de la nueva criatura se ven a sí mismos como vehículos de una divinidad que los eligió para ser la cuna de un nuevo ser. Todo este proceso era un acontecimiento que alcanzaba niveles sociales y espirituales. El nuevo ser es considerado inmediatamente parte de la naturaleza y del mundo vivo, que traía en su ser una misión y una gran responsabilidad en su vida misma, puntualizó.
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